El fotógrafo penquista de familia francesa George Sauré fotografía a la bailarina Andrèe Haas con una iluminación cruda, en color mate y sobre un escenario al que se le cruza un fondo falso, denotando dos espacios, el que trata el cuerpo de la bailarina y el que aparece por detrás del telón blanco dividiendo los espacios. La pose de Haas recuerda a una de los icónicos movimientos de la coreógrafa y bailarina alemana Mary Wigman.