Hass. Desenfoque, texturas y posturas – ARQ 018
D01
El peso del cuerpo está distribuido de manera que genera una tensión de fuerzas opuestas hacia atrás y hacia adelante.
D02
La posición corporal nos recuerda algunas posturas de danza expresionista alemana.
D03
El desenfoque de las extremidades le otorga movimiento a la imagen fotográfica.
D04
La combinación de elementos le otorga a la imagen fotográfica un carácter pictórico en movimiento.
D05
Parecieran verse pinceladas en las partes más claras de las sombras. Esto hace surgir la pregunta por la post-producción de la imagen.
YEAR:
Desconocido
DIMENSIONES DE LA FOTOGRAFÍA:
Desconocidas
LUGAR DE LA FOTOGRAFÍA:
Desconocidas
FOTÓGRAFO/A:
Ignacio Hochhäusler
TÉCNICAS FOTOGRÁFICAS Y USO DE MATERIALES:
Desconocidas
ARTIST:
Andrèe Hass
PROCEDENCIA DE LA FOTOGRAFÍA:
Centro de Documentación de las Artes Escénicas (DAE) del Archivo Municipal de Santiago
Descripción general:
Andrèe Haas is photographed by the Austrian photographer Ignacio Hochhäusler, based in Chile. She is wearing a white one-piece dress in a soft fabric that follows the movement of her contorted body.
Andrèe Haas se eleva apoyándose en el metatarso del pie derecho. Su postura se eleva generando una línea que se curva hacia arriba. Su pie derecho se eleva acentuando la curvatura. El peso del cuerpo está distribuido de manera que genera una tensión de fuerzas opuestas hacia atrás y hacia adelante. Al momento en que vemos que su pie se inclina levemente hacia atrás, descubrimos el impulso de la fuerza del movimiento de los brazos y pie derecho hacia adelante. Este juego de tensiones de fuerzas opuestas fue un elemento importante en el desarrollo de la corporalidad de la danza expresionista.
El torso de Andrèe Haas se curva hacia adelante, mientras que su peso cae hacia atrás. Esta línea de la curvatura se extiende hacia sus brazos. Sus manos parecieran completar la curvatura del torso y brazos, hasta la punta de sus dedos. Las palmas de las manos se tocan entre sí y parecieran estar en movimiento. La cabeza acompaña esta línea bajo los brazos. No vemos su cara, que está cubierta con su pelo. Esta posición nos recuerda algunas posturas de danza expresionista alemana, como por ejemplo de Mary Wigman, especialmente por la curvatura que va desde el torso hasta la punta de las manos.
Trazos suaves, pero con decisión y claridad podían estructurar su movimiento. Sus trazos de movimiento presentan una flexión del cuerpo que muestra contorsiones, fuerza y tensión en ciertas extremidades como los pies y las manos. Estos últimos se expanden dialogando con el movimiento de todo el cuerpo y denotando una fuerte carga expresiva, gestual que fluye y que dialoga, como postura, con El éxtasis de Santa Teresa (1652) de Gian Lorenzo Bernini. El gesto de las manos dialoga directamente con el gesto propuesto por el rostro de la bailarina. Su corporalidad en movimiento muestra una resistencia y una oposición en la postura, una sensación de querer ir hacia arriba con el movimiento y su intención, pero la fuerza de las manos y el esternón hacen suelo, como si hubiera mucha conciencia en la oposición, como si sintiera tanto un lado del cuerpo que se expande como el otro que se retrae, se contrae para darle más espacio al lado del cuerpo que sube. También como disociando el tren inferior del tren superior que, entre su rostro y la postura de sus brazos y manos, propone una situación íntima que proyecta una energía dinámica y espiritual al mismo tiempo.
El pie izquierdo de Andrèe Haas se eleva en dirección a sus manos. Tanto el pie como sus manos están desenfocados. Apenas podemos distinguirlos con claridad. No vemos casi ninguno de los dedos de este pie suspendido en el aire, como si estuvieran borrados o como si hubiesen perdido su contorno. Este desenfoque de las extremidades le otorga movimiento a la imagen fotográfica. El desenfoque ha sido utilizado como técnica fotográfica desde principios del del siglo XX para enfatizar el movimiento. Fue así como el desenfoque pasó a ser parte esencial de las fotografías de danza, como en el caso de varias fotografías de Ignacio Hochhäusler (fotógrafo de esta imagen).
Vemos aquí que en este punto el vestido está desenfocado. Es tal la intensidad del desenfoque que casi no distinguimos ya ningún contorno a la altura de la axila. Esto da la sensación de movimiento, pero al mismo tiempo, si nos detenemos en la imagen, podemos identificar una suerte de mezcla u oscilación entre enfoque y desenfoque. Esta combinación de elementos le otorga a la imagen fotográfica un carácter pictórico en movimiento, como si esta parte en particular hubiese sido o estuviese siendo pintada. Pareciera como si pudiéramos ver el movimiento de la brocha sobre el vestido. Este efecto y estilo de Ignacio Hochhäusler podemos apreciarlo en distintas fotografías del autor.
Trazos suaves, pero con decisión y claridad podían estructurar su movimiento. Sus trazos de movimiento presentan una flexión del cuerpo que muestra contorsiones, fuerza y tensión en ciertas extremidades como los pies y las manos. Estos últimos se expanden dialogando con el movimiento de todo el cuerpo y denotando una fuerte carga expresiva, gestual que fluye y que dialoga, como postura, con El éxtasis de Santa Teresa (1652) de Gian Lorenzo Bernini. El gesto de las manos dialoga directamente con el gesto propuesto por el rostro de la bailarina. Su corporalidad en movimiento muestra una resistencia y una oposición en la postura, una sensación de querer ir hacia arriba con el movimiento y su intención, pero la fuerza de las manos y el esternón hacen suelo, como si hubiera mucha conciencia en la oposición, como si sintiera tanto un lado del cuerpo que se expande como el otro que se retrae, se contrae para darle más espacio al lado del cuerpo que sube. También como disociando el tren inferior del tren superior que, entre su rostro y la postura de sus brazos y manos, propone una situación íntima que proyecta una energía dinámica y espiritual al mismo tiempo.
El movimiento y caída del vestido no pareciera ser muy natural. Al igual que el punto a la altura de la axila, el desenfoque es tan intenso que adquiere una suerte de dimensión pictórica. Se ve como si la cola del vestido hubiera sido pintada. Incluso parecieran verse pinceladas en las partes más claras de las sombras. Esto hace surgir la pregunta por la post-producción de la imagen, si acaso la foto fue realmente pintada luego de ser tomada, lo que era un estilo habitual en la época. De todas maneras, este aspecto pictórico de la imagen forma parte de su propuesta escenográfica, que además es acentuada por el uso de la luz que pareciera venir de todas partes.