Hass. Expresionismo y materialidad química – ARQ 045
D01
El modo en que se presenta el cuerpo pone en juego un tipo de recorte espacial que inicia y pone fin al movimiento.
D02
La trayectoria del movimiento de izquierda a derecha es remarcada por el anclaje rotativo de los pies y la mirada fija.
D03
La producción de luz y sombra realza los pliegues, formas y la ondulación del cabello, los movimientos y el vestuario.
D04
Mirar la imagen fotográfica como giro desde la fotografía hacia el fotografiar en sí mismo y, con ella, al productor de la imagen fotografiada.
D05
La materialidad química de la imagen fotográfica presenta aspectos de corrosión producida por hongos, así como bordes estropeados.
AÑO:
Desconocido
DIMENSIONES DE LA FOTOGRAFÍA:
Desconocidas
LUGAR DE LA FOTOGRAFÍA:
Desconocidas
FOTÓGRAFO/A:
Desconocido (Hochhäusler?)
TÉCNICAS FOTOGRÁFICAS Y USO DE MATERIALES:
Desconocidas
ARTISTA fotografiada:
Andrèe Hass
PROCEDENCIA DE LA FOTOGRAFÍA:
Centro de Documentación de las Artes Escénicas (DAE) del Archivo Municipal de Santiago
Descripción general:
La bailarina Andrèe Haas, fotografiada por Sauré, posa de cuerpo entero con brazos extendidos a la altura de los hombros, sus pies en puntillas, descalzos, extienden su corporalidad en el espacio. Tanto la inclinación del cuerpo como de la cabeza indican el tipo de trayectoria del movimiento de izquierda hacia derecha. Su vestuario acompaña una torsión del cuerpo en el espacio. La luz proviene de la izquierda, generando sombras en su entrepierna y partes del brazo derecho. Ello permite remarcar la textura del vestuario y la ondulación de su cabello. Por otro lado, los hongos corroen el papel fotográfico en interacción con zonas oscuras. Haas fue un referente fundamental en la danza chilena. Nacida en Suiza, estudió Rítmica con Emilie Dalcroze en la década del veinte y danza con Mary Wigman en la década del treinta. Su vinculación del ritmo musical con el movimiento la llevaron a ser un referente en la enseñanza de la danza en Chile.
CONTINUA VIENDO ESTA IMAGEN EN:
El modo en que se presenta la totalidad del cuerpo. La postura para la imagen fotográfica de Andrée Haas, denota el tipo de movimientos que desarrolló para la fotografía. Aquí lo que se pone en juego es el recorte espacial con el que se inicia y pone fin al movimiento. Éste se dirige hacia el centro de la imagen, producto de la torsión del cuerpo hacia la derecha y los brazos extendidos. Las manos abiertas y proyectadas hacia abajo, tienden a fijar la totalidad del cuerpo en el centro de la imagen fotográfica. La pregunta que queda abierta al investigador es: ¿cómo se proyecta el movimiento fuera de este recorte?
Aunque tanto la inclinación del cuerpo como de la cabeza indican que la trayectoria del movimiento se ejecuta de izquierda a derecha, el cuerpo de la bailarina se sujeta en el medio de la imagen fotografiada. Esto se remarca por el modo en que las puntas de ambos pies se anclan rotativamente al piso y en el lugar fijo que posiciona su mirada. Así la trayectoria del movimiento de Andrée Haas se vincula tanto en la imagen (en su sentido de fotografía fija) como desde el movimiento (en el sentido de sus proyecciones corporales en el espacio-tiempo), además de preguntarnos por el movimiento, las flexiones de los país y brazos de Andrée Haas.
Trazos suaves, pero con decisión y claridad podían estructurar su movimiento. Sus trazos de movimiento presentan una flexión del cuerpo que muestra contorsiones, fuerza y tensión en ciertas extremidades como los pies y las manos. Estos últimos se expanden dialogando con el movimiento de todo el cuerpo y denotando una fuerte carga expresiva, gestual que fluye y que dialoga, como postura, con El éxtasis de Santa Teresa (1652) de Gian Lorenzo Bernini. El gesto de las manos dialoga directamente con el gesto propuesto por el rostro de la bailarina. Su corporalidad en movimiento muestra una resistencia y una oposición en la postura, una sensación de querer ir hacia arriba con el movimiento y su intención, pero la fuerza de las manos y el esternón hacen suelo, como si hubiera mucha conciencia en la oposición, como si sintiera tanto un lado del cuerpo que se expande como el otro que se retrae, se contrae para darle más espacio al lado del cuerpo que sube. También como disociando el tren inferior del tren superior que, entre su rostro y la postura de sus brazos y manos, propone una situación íntima que proyecta una energía dinámica y espiritual al mismo tiempo.
La producción de la luz y sombras. El cuerpo de la bailarina recibe la luz, artificialmente creada en el atelier de Sauré, desde la izquierda, podemos ver la generación de sombras en su entrepierna y la parte del brazo derecho de la bailarina que cubre su cabeza. La producción de la luz para la imagen fotográfica, permite el aparecer del cuerpo de la bailarina, realzando tanto sus cualidades del movimiento como la textura del vestuario que está utilizando. Emergen los pliegues, las formas y la ondulación de su cabello, cuerpo y movimiento. En la producción de luz/sombra que presenta Sauré, Haas aparece fijada tridimensionalmente en la concepción de la imagen y en el movimiento.
El ejercicio de mirar la imagen fotográfica como giro desde la fotografía hacia el fotografiar en sí mismo y, con ella, al productor de la imagen fotografiada (George Sauré). Surgen, entonces, preguntas referidas tanto a la producción como a la manipulación de la fotografía. De este modo, se debe tener presente que la fotografía, en paralelo a su materialidad constitutiva, su técnica, emerge de un autor que desplegó un fuerte interés por el trabajo de las vitrinas, así como de la publicidad/propaganda gráfica y el diseño de vestuario y teatral. De ello se desprenden preguntas en torno a la preparación del set fotográfico (Atelier), así como al trabajo con Haas que influyen tanto a la fotografía como a quienes posicionamos nuestra mirada en ella.
Trazos suaves, pero con decisión y claridad podían estructurar su movimiento. Sus trazos de movimiento presentan una flexión del cuerpo que muestra contorsiones, fuerza y tensión en ciertas extremidades como los pies y las manos. Estos últimos se expanden dialogando con el movimiento de todo el cuerpo y denotando una fuerte carga expresiva, gestual que fluye y que dialoga, como postura, con El éxtasis de Santa Teresa (1652) de Gian Lorenzo Bernini. El gesto de las manos dialoga directamente con el gesto propuesto por el rostro de la bailarina. Su corporalidad en movimiento muestra una resistencia y una oposición en la postura, una sensación de querer ir hacia arriba con el movimiento y su intención, pero la fuerza de las manos y el esternón hacen suelo, como si hubiera mucha conciencia en la oposición, como si sintiera tanto un lado del cuerpo que se expande como el otro que se retrae, se contrae para darle más espacio al lado del cuerpo que sube. También como disociando el tren inferior del tren superior que, entre su rostro y la postura de sus brazos y manos, propone una situación íntima que proyecta una energía dinámica y espiritual al mismo tiempo.
En algunas partes de nuestra descripción de la imagen fotografiada se hizo hincapié en la corrosión. Aquí se presenta otro problema para el relato historiográfico de la fotografía de la danza, a saber, la emergencia de la materialidad química de la imagen como una nueva capa para el análisis. Una capa en la que hongos corroen la imagen y se sobreponen a la tela del vestuario, la piel de Andrée Haas, borrando, reconfigurando la imagen fotografiada. Sin embargo, estos hongos también nos permiten resaltar el piso de madera y las “zonas oscuras” de la imagen fotografiada, toda vez que resaltan algunas zonas más oscuras de la fotografía. De este modo, las zonas oscuras que genera la materialidad química de la imagen fotográfica adquieren áreas de texturación sugerentes para un ejercicio de análisis.